En las últimas décadas investigaciones científicas alertaron de una nueva amenaza para la ciudad de Santiago: la falla de San Ramón. Ésta se extiende por al menos 25 kilómetros por el borde oriente de la ciudad, entre los ríos Mapocho y Maipo, abarcando cinco comunas: Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén y Puente Alto, aunque se cree que podría prolongarse a Lo Barnechea y Pirque.
La falla tiene el potencial de generar sismos de hasta 7,5 Richter, pero como el epicentro estaría a baja profundidad (10 km) e inmediatamente debajo de zonas pobladas, su efecto podría ser incluso más intenso que el 27-F, sobre todo si se llega a producir ruptura en la superficie.
Los científicos han advertido que el riesgo de que ocurra un terremoto en esa zona está latente, pues se ha acumulado suficiente energía desde el último gran sismo, ocurrido hace 8 mil años atrás. Mientras que el evento anterior se produjo hace 17 mil. «Con toda la información que manejamos, pensamos que la falla podría estar lista para un gran terremoto», afirma el geólogo de la U. de Chile, Gabriel Vargas.
Pero cuando esto ocurra ¿qué zonas de la capital serían las más afectadas? El experto explica que un terremoto de este tipo «generaría intensidades locales muy altas, justo en las inmediaciones de la falla, y disminuiría muy rápidamente a medida que nos alejamos de la falla».
Así, dice que la zona crítica estaría en el primer kilómetro más cercano a la falla, aunque «Santiago completo sentiría un terremoto fuerte».
Los edificios críticos: Hospitales, Ues y malls
Los expertos advierten que hay una serie de construcciones «críticas» en caso de que ocurra un terremoto en la falla de San Ramón, dada su cercanía con el epicentro y a que cumplen una importancia estratégica para la ciudad o aglomeran a una gran cantidad de personas.
Entre éstas se cuentan los tres hospitales de las Fuerzas Armadas: el Hospital Militar, en La Reina, el Hospital de la Fuerza Aérea y el Hospital de Carabineros (Dipreca), en Las Condes. Este último está prácticamente sobre la falla.
«Es particularmente grave que los tres hospitales institucionales estén muy cerca de la falla, porque deben seguir funcionando durante la emergencia, pero si sufren daños, va a haber que evacuar a todos los enfermos y no van a poder seguir prestando servicios», advierte el arquitecto de la U. de Chile, Jaime Díaz.
Otros edificios expuestos son la Universidad Adolfo Ibáñez, que tiene parte de su infraestructura arriba de la falla, y varios colegios del sector oriente. «En la universidad, dependiendo la hora en que esto ocurra, podría significar una catástrofe, por la concentración de gente», afirma Díaz, quien dice que el ministerio debiera adoptar planes de contingencia en estos recintos.
También se cuenta la planta de Aguas Andinas de Las Vizcachas, en Puente Alto, que en caso de resultar dañada por un terremoto, podría afectar el abastecimiento de agua de la ciudad. Y el Centro de Estudios Nucleares, en La Reina.
Además, Emol identificó otros lugares con alta concentración de gente que están ubicados en las inmediaciones de la falla de San Ramón. Éstos son: la Clínica Las Condes y los malls Alto Las Condes y Plaza Tobalaba.
A eso se suman las miles de viviendas que están emplazadas en las cercanías de la falla y que también podrían sufrir los mayores efectos de un terremoto. «Si hay ruptura superficial del suelo, se podría partir una casa en dos», advierte el arquitecto. Dice que, en general, las comunas más vulnerables ante un desastre serían aquéllas de menores ingresos, como Puente Alto, debido a la menor calidad que tendrían sus construcciones. «Es probable que estén en peores condiciones para resistir», señala.
¿Qué hacer si se está sobre la falla?
Los expertos –que forman parte del recién creado Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (CITRID) de la U. de Chile– sugieren evaluar esas estructuras para determinar cuál es su capacidad de resistir un sismo de este tipo y, en base a ese resultado, «tomar medidas de refuerzo». «La idea no es decirle a la población ‘tenemos que salir de acá’ y arrancar porque sí; hay que revisar la infraestructura, ver si está preparada y, en función de eso, tomar algunas decisiones», señala Vargas.
Esto ya se está haciendo, por ejemplo, en el Centro de Estudios Nucleares, de La Reina, donde, según indica el experto, «se han tomado el asunto de manera bien seria y están haciendo una revisión de todas sus capacidades».
En el caso de las viviendas, el geólogo afirma que «lo más importante es que esas personas, por lo menos, tengan derecho a estar informadas donde están respecto de la falla», cosa que no ocurriría hoy. «Nosotros recibimos frecuentes solicitudes de ciudadanos comunes y corrientes que quieren saber si están en la falla o no. Es necesario que la ciudadanía esté informada», concluye.
Publicado en Emol.