Por María Victoria Soto y Sergio Sepúlveda.
El desastre socio-natural ocurrido en Villa Santa Lucía, Región de Los Lagos, invita una vez más, y de manera más recurrente, a analizar lo que realmente significa habitar el territorio, cómo es el territorio que habitamos, cuál es el estado de la planificación territorial a nivel local y cómo enfrentamos los nuevos escenarios de cambio, sean estos sociales, económicos y naturales. A este respecto no es suficiente señalar que estamos sufriendo los efectos del cambio climático, pues efectivamente estamos habitando en un paisaje postglacial, en el Holoceno-Reciente y en el Antropoceno. Estas condiciones son aún más relevantes en la Región de Los Lagos, en la medida que la herencia glacial de la Glaciación Llanquihue, es parte de su geografía.
A ello se debe agregar el hecho que Chile como país andino debe reconocer la dinámica de las montañas y de sus cuencas y, sobre todo, de las sub-cuencas, unidades naturales de muy rápida respuesta a rupturas de umbrales morfodinámicos. Ejemplos de esta dinámica sobran en los últimos años: Chañaral (2015, 2017), Santa Gracia (2017), San José de Maipo (2013, 2017).
El evento específico de Villa Santa Lucía corresponde a un proceso natural propio del ambiente andino de dominio periglacial, con laderas de muy fuerte pendiente (superando fácilmente el umbral morfodinámico de 30°), con modelado glacial y remanentes glaciares en las cabeceras, con abundante material sedimentario disponible, para ser movilizado desde los taludes, con suelos volcánicos, morrenas, glaciares rocosos y permafrost, con laderas escarpadas en algunos casos con abundante vegetación austral, y con alta pluviometría anual (2500 – 3000 mm). Esta configuración es altamente propensa a la ocurrencia de fenómenos de remoción en masa, como deslizamientos y aluviones, desencadenados ya sea por lluvias intensas, altas temperaturas con derretimiento de nieve y hielo, o sismos. El emplazamiento de la localidad, en el ápice del abanico aluvial de la cuenca del río Burritos, junto al lecho de inundación del mismo, es una doble o multi condición de amenaza hidrogeomorfológica, toda vez que el abanico aluvial (cono de deyección) es el resultado evolutivo de la dinámica de las laderas y quebradas de las cuencas asociadas.
Los eventos climático atmosféricos de retorno episódico, como en este caso un río atmosférico, constituyó el evento desencadenante para la generación de un deslizamiento de la cabecera escarpada de una subcuenca (micro cuenca a escala regional), con abundante sedimento y remanentes glaciares y nivales, que evolucionó en un flujo de barro, altamente viscoso, que drenó hacia el nivel de base de la cuenca, es decir, el cono aluvial donde se localiza Villa Santa Lucía, lugar natural de depositación de flujos aluvionales en dicha cuenca.
Este evento vuelve a realzar la importancia de contar con estudios de amenazas y riesgos en la planificación del territorio, en especial de zonas urbanizadas, aunque sean pequeños poblados como Villa Santa Lucía. La localización de pueblos y ciudades en llanuras de inundación y abanicos aluviales aledaños a ríos y quebradas es usual en nuestro país, resultado de su condición montañosa, pero conlleva una alta exposición a ser afectados por aluviones e inundaciones. Esta es una condición de la cual debemos hacernos cargo como país, a través de adecuados instrumentos de planificación territorial y obras de mitigación, para los cuales se debe contar primero con suficientes estudios a escala local de las amenazas naturales y riesgos asociados .