El Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Universidad de Chile, estudiantes de las escuelas de Medicina y Enfermería que forman el grupo OSCA (Operativos de Salud en Catástrofe), el Departamento de Educación en Ciencias de la Salud (DECSA) de la Facultad de Medicina, y CITRID se hicieron presentes en la sureña comuna de Maullín el viernes 20 y sábado 21 de julio para exponer los resultados del diagnóstico participativo realizado en diciembre del año pasado junto a la comunidad en el marco de la iniciativa «Fortalecimiento de la respuesta comunitaria frente a desastres socio naturales en zonas de riesgo en la Región de Los Lagos» que es financiada por la Dirección de Extensión de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Durante estas dos jornadas la delegación, encabezada por los académicos Carlos Güida y Viviana Ulloa, se reunió con el alcalde, funcionarios de la municipalidad, el director regional de ONEMI, servicios de protección civil y representantes de la comunidad para presentar los resultados del diagnóstico en torno a las fortalezas, debilidades y preocupaciones de la gente respecto a la respuesta comunitaria ante desastres y así comenzar a diseñar indicadores sobre aquellos factores que inciden en relación al riesgo de emergencias y catástrofes.
Cabe señalar que a partir de esta experiencia se pudieron detectar diversas necesidades enmarcadas en un contexto de diferencias demográficas, vías de evacuación deficientes, dificultades para acceder a servicios de emergencia, aislamiento geográfico y carencia de información, entre otras cosas. Asimismo, el trabajo llevado a cabo en terreno, las actividades y los talleres ofrecidos en una nueva visita realizada en marzo han permitido reconocer en la población de la zona a una comunidad con grandes fortalezas que están cimentadas sobre la identidad, unión y solidaridad locales.
«Estamos muy contentos del trabajo que están realizando los docentes de la Universidad de Chile y sus estudiantes en materia de preparación para una respuesta temprana ante emergencias educando a nuestras comunidades», señaló el Alcalde Jorge Westermeier. «Hay muchas iniciativas que nuestros vecinos, a través de las organizaciones que forman y también de sus familias, pueden realizar para hacer frente a una emergencia imposible de predecir, ya que si son capaces de estar preparados serán menores los riesgos que van a correr».
Alejandro Vergés, Director Regional de ONEMI Los Lagos, también valoró la tarea desempeñada en Maullín: «Ha sido interesante participar de un proyecto cuyo sentido es generar resiliencia en la comunidad. Cooperamos en la fase de diagnóstico, nos unimos al equipo que ofreció los talleres y hemos estado ayudando directa e indirectamente desde un inicio. Por eso nos gustaría que esta iniciativa se mantenga, que se fortalezca y que genere instancias de comunicación activa».
En ello coincide Gonzalo Orellana, Director Comunal de Protección Civil y Emergencia de la Municipalidad de Maullín, quien espera que este trabajo conjunto siga por muchos años. «Con el paso del tiempo la gente se olvida de estas enseñanzas, por lo que se requiere de un trabajo permanente. Queremos afianzar este trabajo con la Universidad con el objeto de que la comunidad aprenda a valerse por sí misma ante cualquier situación de emergencia».
Simultáneamente a la entrega de los resultados del diagnóstico participativo, se visitaron las localidades de La Pasada, Changüe, Quenuir, Amortajado y Carelmapu, todas costeras, para registrar el testimonio de quienes participaron en las actividades y talleres que fueron realizados por los docentes y los voluntarios de OSCA en su visita de marzo.
Entre quienes respondieron la encuesta que se entregó, Garive Ojeda Paredes, vecina de Quenuir, indicó que todo fue muy útil «porque aprendimos muchas cosas que ahora podemos transmitir a nuestros hijos y adultos mayores para que sepan cómo reaccionar en casos de emergencia».
Erna Oyarzun Maldonado, que vive en La Pasada y también accedió a responder la encuesta, dijo que las enseñanzas recibidas «nos permiten sentirnos útiles porque nos ayudan a que el día de mañana estemos mejor preparados en caso de cualquier peligro y nos anima a hacer algo que antes no pensábamos ni sabíamos cómo hacer».
«Me parece estupendo que la Universidad de Chile se esté preocupando de nosotros y nos ofrezca mejores puntos de vista, sobre todo para saber cómo enfrentar una evacuación en momentos de tsunami o cualquier otro momento de gravedad», comentó por su parte Sara Inés Álvarez que pertenece al Consejo Vecinal de Desarrollo del programa Quiero mi Barrio. «Los conocimientos adquiridos en los talleres los hemos compartido con la comunidad por medio de las juntas de vecinos para poder organizarnos», agregó.
Para Hans Gubelin, estudiante de quinto año de Medicina y voluntario de OSCA, la realización de este proyecto los dejó muy felices: «Aprendimos mucho de la comunidad y quedamos con la sensación de que todos nuestros esfuerzos como equipo han servido para que los habitantes de cada una de las localidades visitadas también aprendan».
Finalmente, Gonzalo Orellana sostuvo que la experiencia permitió que la comunidad adquieriera nuevos conocimientos: «Ahora saben sobre técnicas de primeros auxilios, conocimientos que son quizás básicos, pero que para algunas personas son muy valiosos ya que pueden dar una respuesta inmediata ante situaciones de emergencia y que, sin duda, pueden hasta salvar una vida. Se ha generado más conciencia en la gente y estamos mejor preparados. Tenemos muchas localidades distantes unas de otras y la única alternativa viable hoy es que la comunidad sepa cómo reaccionar y dar respuesta ante situaciones de emergencia antes de que lleguen los equipos de rescate».