Sergio Sepúlveda dice que se deben realizar estudios para determinar si se debe mantener o modificar el emplazamiento de la localidad o realizar obras de mitigación.
El sábado la mitad de la Villa Santa Lucía de Chaitén quedó sepultada bajo toneladas de barro, rocas y troncos, dejando, hasta ahora, once víctimas fatales y varios desaparecidos. El fin de semana circularon varias versiones sobre el origen de la tragedia, incluyendo que se había desprendido parte del glaciar Yelcho, ubicado a 6 kilómetros del pueblo, lo que, a su vez, provocó un aluvión que llegó hasta el poblado.
El geólogo Sergio Sepúlveda, del Departamento de Geología de la U. de Chile e investigador del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (CITRID), explicó que lo que ocurrió «no es un desprendimiento de glaciar», sino un «deslizamiento de tierra y roca muy grande de una ladera muy alta (del cerro), que en la parte alta tiene nieve y hielo».
«No es que se haya caído un glaciar, puede haber pequeños cuerpos glaciares de hielo en esa ladera, pero lo que se cae es la ladera del cerro, llevando consigo bloques de hielo», apuntó.
Dice que eso se produjo por la fuerte lluvia «que habría saturado el suelo y derretido la nieve que estaba en el cerro», provocando el deslizamiento. Eso ocurrió donde nace del río, y «al caer al valle, ese material se transformó en un aluvión, que avanzó por el río (Burritos) varios kilómetros, acumulando troncos y rocas, hasta llegar al pueblo».
El experto, quien también es director de la Escuela de Ingeniería de la U. de O’Higgins, advirtió que el pueblo estaba ubicado en una «zona de depositación aluvial», es decir, que «aluviones de este tipo o inundaciones de desbordes del río, naturalmente depositan ahí», ya que «el río viene bien encausado y ahí se abre en una planicie, que es la de depositación. Y ahí está emplazado el pueblo, en una zona donde naturalmente un aluvión de ese tipo va a depositar».
En ese sentido, afirmó que si bien «es difícil» anticipar que ocurra un deslizamiento de ese tipo –ya que siempre está la posibilidad en periodos de muchas lluvias o con un terremoto–, lo que sí se puede hacer para prevenir es realizar estudios de riesgo de remoción de masa y ver si la ubicación del pueblo es la más favorable o no. «Claramente, en este caso no lo es», señaló. En su opinión, «los pueblos no deberían nacer espontáneamente», como ocurre en Chile.
Evaluar su emplazamiento
Dice que, al contar con esos estudios, también se podrían realizar obras de mitigación, como encausar el río o generar piscinas que puedan proteger al pueblo.
Señaló que, por lo pronto, en el caso de Villa Santa Lucía, «sería importante estudiar que no haya quedado alguna zona inestable en el lugar donde fue el deslizamiento, porque con una nueva lluvia podría producirse un evento nuevo, una reactivación del deslizamiento, que pueda generar un aluvión, quizás más chico».
De hecho, el domingo los habitantes de la zona sintieron un ruido y fueron evacuados. El experto indicó que esto bien «puede haber sido un movimiento en el cerro, en la misma zona».
Por eso dijo que, antes de repoblar, primero hay que estudiar esa situación y determinar si hay que «reconstruir (en el mismo lugar), modificar el emplazamiento o hacer obras de mitigación».
Respecto de si se pueden establecer responsabilidades en lo ocurrido, considera que «no es culpa de alguien en particular», sino que «en el fondo, es culpa de todos que se emplacen pueblos y no se hagan los estudios correspondientes de riesgo. Es una falta de política de planificación territorial endémica que tenemos en Chile». «Nosotros funcionamos a medida que van pasando (las cosas). Viene el tsunami, se hacen los estudios para el tsunami, viene el aluvión en el norte, se hacen los estudios. Y así funcionamos, reactivamente», cuestiona.
Publicado en EMOL.