Hace 49 años, la zona centro norte del país vivió un terremoto que cobró la vida de 85 personas, dejó un centenar de heridos y afectó infraestructura vital para miles de personas. La respuesta ante este desastre, sin embargo, trajo nuevos instrumentos y organismos para la gestión de emergencias desde el Estado. Es un caso de referencia en el contexto actual de la pandemia que además representa un antecedente de cómo las organizaciones sociales pueden jugar un rol clave, desde la ciudadanía, en el apoyo de los que más lo necesitan.
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