La investigadora del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres CITRID y académica del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, nos habla sobre “el dengue” y nos cuenta su experiencia en formación de alumnos de pregrado y la ausencia de espacios de conocimientos sobre cómo se activan ciertos protocolos de salud frente a ciertas amenazas biológicas.
La Nutricionista, MagÍster en Salud Pública y MBA en Gestión de Riesgos y Planes de Calidad Viviana Ulloa, integrante del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres CITRID, tiene una misión importante que cumplir en su rol docente en el Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, ubicado en la zona sur de Santiago.
Allí nos recibe para conversar sobre los cursos y espacios de conocimiento en materia de Gestión de Riesgo de Desastres, desde el punto de vista de la Salud Pública y que se han implementado en los últimos años en la instrucción formal de los alumnos/as de medicina de la Casa de Bello. “Cuando estaba formándome en pregrado, me llamaba mucho la atención que no existieran contenidos relacionados con el tema. Es decir, cómo la salud responde frente a una emergencia, cómo se activan ciertos protocolos. Eso pasó en mi pregrado y en mi postgrado, no vi los contenidos y me llamaba mucho la atención, porque yo veía un vacío, una necesidad”.
Una necesidad que hoy cuenta con una formación integral, gracias al trabajo colaborativo que la investigadora Viviana Ulloa comenzó a realizar junto a un equipo de profesionales, en 2018. “Ese año llegué a la Universidad de Chile para hacer docencia y este vacío se mantenía. Entonces, junto a Carlos Güida quien ya había trabajado en temas de resiliencia, pudimos participar en un proyecto que consistió en una propuesta de respuesta ciudadana frente a emergencia y desastres en la comuna de Maullín y ahí pensé que este era un verdadero aporte tangible, democrático y universal”.
La idea se convirtió en realidad y – desde el año pasado– nos cuenta, “innovamos en contenidos con alumnos y alumnas de primer año de medicina, donde tenemos contenidos sobre primer respondedor ante emergencia de desastres. Este contenido ahora forma parte de la malla curricular de los estudiantes de medicina en primer año” de la Universidad de Chile. Adicionalmente, en la formación de especialistas en Medicina Familiar, se han integrado contenido de Gestión del Riesgo en Emergencias y Desastres, además de disponer de cursos de formación continua dirigido a profesionales que ejercen en la Atención Primaria de Salud (APS).
Nuevos riesgos de enfermedades
Durante el mes de abril de 2024, los medios de comunicación informaban el balance oficial vinculado a la aparición de casos de dengue en el país entregado por la autoridad sanitaria. En esa oportunidad el Ministerio de Salud de Chile (Minsal) notificó que, en lo que va de año, se notificaron 179 casos de dengue, la mayoría correspondientes a viajeros. Todos fueron casos importados. De ellos 135 se mantuvieron en el Chile continental y el resto corresponden a los territorios insulares, como los 44 identificados en la Isla de Pascua.
“La verdad es que hay que considerar que las emergencias y desastres tienen un origen antrópico, pero también está el factor medioambiental, porque nuestros comportamientos inciden en el ambiente”, afirma la docente Viviana Ulloa, descartando que Chile no esté expuesto a todas las amenazas ambientales que otros países puedan tener. “En Chile, hasta hace poco, la Cordillera era considerada como una ventaja, una barrera natural para una serie de enfermedades que podrían transmitirse. No obstante, estamos hablando sobre la llegada del dengue a Rapa Nui, pero también a nivel continental. Al respecto existe una baja cantidad de información sobre este tipo de enfermedades. Es decir que en nuestro país está instalado culturalmente que estas infecciones se dan en países subdesarrollados o lejanos, sin entender que hoy estamos inmersos en la globalización y que habitualmente lo que pasa en un espacio de este planeta, replica en otro espacio y esa conciencia hoy no está tan integrada”.
Centros de salud y desastres
Frente a la pregunta ¿cuánto hemos avanzado en los últimos años en materia de Riesgo de Desastres en la atención primaria de salud?, Viviana Ulloa afirma que “estamos mejor que antes”, pero a pesar de los avances aún no estamos en un nivel óptimo, ya que la necesidad de integrar a estos espacios vitales a un plan territorial es primordial desde su punto de vital y apunta a una serie de ítems . “Primero, es necesario que los centros de salud de atención primaria cercanos a los territorios estén en zonas protegidas, que tengan menos riesgo de estar sometidos a estas situaciones de emergencia, porque si en el centro de salud se incendia, quién presta apoyo a quienes se ven afectados. Creo que esa estrategia o pensamiento falta desde los tomadores de decisión. Es decir, estos servicios son fundamentales para conservar la vida de las personas y deben estar en lugares protegidos”.
En segundo lugar, apunta la especialista, están los insumos, un aspecto primordial para muchos centros de atención que no cuentan con los recursos necesarios para atender a la población. “No nos sirve tener un centro de salud que no cuenta con los insumos necesarios, por ejemplo, para atender a personas con quemaduras en caso de incendios. Es frustrante para los equipos que lleguen este tipo de pacientes y no tener los materiales necesarios para atenderlos”.
Otro punto no menor es contar con personal calificado y con conocimientos sobre la Gestión Riesgo de Desastres, ya que, según nos cuenta, “no nos sirve tener el espacio protegido, tener los materiales, pero no tener a las personas que sepan qué utilizar y cuándo utilizarlo. Así también es importante activar las redes intersectoriales, comunitarias y sanitarias para la atención oportuna. “Acá cobra relevancia conocer las amenazas y vulnerabilidades de los territorios donde se emplazan los centros de salud, de manera de generar planes preventivos y también como organizar la respuesta frente a emergencias”.
Vale la pena evaluar desde un punto de vista panorámico todo lo que tiene que ver con la gestión de la red de salud. Es decir, “si un centro de salud está viviendo una situación de incendio, cómo se activan ciertos mecanismos que permitan evacuar o trasladar a personas con un nivel de gravedad mayor de manera pronta y fluida a servicios más especializados y que toda la ciudadanía estemos educados para eso, no que solo cuando vemos una ambulancia o un carro de bomberos sintamos ese sentido de urgencia”.