Egresada de la carrera de Medicina Veterinaria en la Casa de Bello, Liza Fonseca Roa (*) se ha encargado de difundir la importancia de la inclusión de la dimensión animal dentro del desarrollo transdisciplinar de la Gestión de Riesgos y Desastres, aportando directamente con instituciones gubernamentales, gracias al apoyo del Programa para la Reducción de Riesgos y Desastres de la Universidad de Chile (CITRID).
En esta entrevista, Liza Fonseca, Médico Veterinaria Jefe de Bioterio de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Coordinadora del Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad (GAB) de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile e investigadora de CITRID, ahonda en torno a sus perspectivas respecto a la influencia de la transdisciplina, y la contingencia de incorporar a la dimensión animal en la prevención y gestión de desastres, además de incluir estas problemáticas como un tema que debe seguir siendo trabajado durante los días venideros.
¿De qué forma se vincula su trabajo como Médico Veterinaria al hecho de ser investigadora asociada a CITRID?
La postura de CITRID es abordar los problemas socioambientales y los desastres socionaturales desde la transdisciplina. Por mucho tiempo, la dimensión animal estuvo muy alejada de la toma de decisiones y también de las actividades que se realizan en la academia fuera de la facultad de veterinaria. Nosotros como GAB desde hace mucho tiempo estábamos tratando de que se considerara a los animales cuando hubiesen desastres. Yo te hablo del 2013 más o menos cuando partimos haciendo un curso de rescate animal en situaciones de desastre, desde esa fecha estuvimos insistiendo en la ONEMI, pero sin mucho éxito.
¿Sin mucho éxito hasta la fecha?
Desde esa fecha. Luego en el 2017 cuando se promulgó la ley de Tenencia responsable de mascotas o animales de compañía, la ley 21.020 en el artículo 38 le entrega a la ONEMI la responsabilidad de incluir a los animales en los protocolos de rescate y de generar recomendaciones para la comunidad.
A raíz de ese artículo nos llamaron de la ONEMI y convocaron en una mesa a todos los que venían hace harto tiempo solicitando que incluyeran a los animales.
De esta forma armamos una mesa técnica que primero se llamó «Mesa de Respuesta Animal» y que ahora se llama «Mesa Temática de Gestión del Riesgo de Desastres, Dimensión Animal». Con esta mesa hemos generado recomendaciones para voluntarios espontáneos y ONG´S que trabajan con animales, recomendaciones de tenencia responsable de mascotas en emergencias, recomendaciones para fauna nativa en emergencias, además de un kit para mascotas en caso de desastre.
Debido a que la ONEMI fue generosa con nosotros en ese sentido -porque la ley hablaba solo de mascotas o animales de compañía- lo primero que uno piensa es que pueden ser solo perros y gatos, entonces nosotros en esa mesa dijimos no. Si vamos a incluir a la dimensión animal hay que incluir a todos los animales y eso incluye las mascotas, los animales de traspatio, los animales de producción y la fauna nativa. Ellos aceptaron y nosotros por eso hoy estamos generando estas recomendaciones para toda la dimensión animal.
Desde el 2017 ha sido un documento tras otro, una reunión tras otra y una clase tras otra, lo que a mí en lo personal me tiene muy satisfecha, pero aun así hay muchos desafíos pendientes en este tema.
El lanzamiento de estas recomendaciones ocurrió el pasado martes 03 de diciembre y contó con la participación de las organizaciones del ámbito público y privado integrantes de la mesa, en conjunto con la ONEMI.
Sobre la inclusión de los animales en los protocolos de rescate, eso es algo que los profesionales e integrantes de la mesa en ONEMI se encuentran empezando a trabajar. Al respecto, Fonseca comenta “considerar a la dimensión animal es esencial porque los animales de compañía, las mascotas, son ya parte de la familia en muchos hogares, incluso en algunos hogares han tomado el rol de hijos. Respecto a los animales de producción, muchas veces son el sustento de una familia y es muy importante incluir sus rescates, a modo de disminuir la vulnerabilidad con la que va a quedar esa familia después del desastre. Y en la fauna nativa, lo mismo. Hay especies que están en niveles críticos de conservación que es necesario no dejar de lado”.
Tomando como base lo anterior, Fonseca explica que desde esa inquietud es que la solicitud para incluir a la dimensión animal en la Gestión de Riesgos de Desastres fue acogida por CITRID, desarrollando un trabajo colaborativo que data desde el año 2017, con participación en seminarios, cursos y módulos dedicados al rescate de animales en situación de desastre.
“Hay mucha colaboración siempre. Yo para explicarle a los veterinarios lo que es la Gestión del Riesgo desde una visión transdisciplinaria acudo a investigadores de CITRID, y ellos cuando requieren abordar el tema animal en desastres acuden a mí, de esta manera trabajamos en colaboración, el principio de ayuda mutua”.
CONTINGENCIA SOCIAL Y ANIMAL
¿Cuáles son sus reflexiones e inquietudes sobre la inclusión de la medicina veterinaria en el enfoque transdisciplinario en torno a la Reducción de Riesgo de Desastres?
Mis reflexiones son que los veterinarios sabemos muy poco sobre Gestión del Riesgo. No es un ramo en pregrado, ni un área veterinaria que esté muy desarrollada, entonces con este artículo de la ley 21.020 el tema empezó a ser una necesidad más evidente para los veterinarios, sentir que tienen que capacitarse en Gestión del Riesgo. Esta es un área que va a ser cada vez más exigente para los veterinarios que se dedican a este tema, y va a estar siempre lleno de desafíos porque con el calentamiento global y otros problemas ambientales los desastres socionaturales serán cada vez más frecuentes y cambiantes.
¿Y cuáles son sus motivaciones para trabajar en torno a este punto?
Principalmente porque desde siempre he visto muchos animales afectados en cada desastre y me llamaba mucho la atención que ningún organismo gubernamental tuviera respuesta ante este problema. Hasta ahora muchos todavía no la tienen, pero ya al menos se está conversando el tema y estamos entregando roles a cada institución gubernamental.
Esa fue la motivación. ¿Hay un organismo de gobierno que se haga cargo? no. ¿Hay un privado que se haga cargo? tampoco. En general, un diagnóstico muy común es que los animales están repartidos en distintos ministerios, en distintos organismos, entonces es más difícil que uno solo se haga cargo. Me motiva que se ordenen estos roles y que acabemos con la incertidumbre. También me motiva ver que muchos voluntarios y voluntarias espontáneos tengan tantas ganas y pasión por ayudar a los animales. Pero si la cosa no está ordenada, o si no hay una buena gestión, estamos arriesgando también la salud de estas personas.
Con lo que me comenta ¿cuáles crees usted que vendrían siendo los tres principales desafíos en torno a esta materia con los animales?
Primero que todo, sensibilizar a la comunidad en esto que hemos conversado, en que los animales son mucho más que la mascota que tenemos en la casa, y que todos merecen la opción de ser rescatados cuando hay una situación de desastre, siempre con una correcta preparación previa y con un oportuno planteamiento ético por parte de los tomadores de decisión ¿Es correcto rescatar?, ¿sí o no?, si decidimos rescatar ¿Cómo lo hacemos de la mejor manera, o lo más cercano a lo óptimo?, siempre hay que ir tomando muchas decisiones en el camino del rescate animal, y para eso lo más importante es contar con entrenamiento, tanto técnico como ético.
No basta ser veterinario para tomar una buena decisión. Tenemos que ser veterinarios responsables con un rol social y ético claro para que podamos ayudar eficientemente a la fauna, y a que la gestión del riesgo fluya.
Otro desafío que sería muy interesante, es incluir en las mallas curriculares de las carreras de veterinaria un ramo, un módulo o una clase de Gestión del Riesgo de Desastre y Reducción del Riesgo de Desastre en la dimensión animal.
Respecto al contexto actual en Chile, ¿Cómo crees que este tema se vincula con la crisis social y la visibilidad de distintas demandas?
Hace poco hicimos una clase en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile en el curso de Trauma Psicosocial, esta vez abordando a los animales en la actual catástrofe social de nuestro país. Se realizó en conjunto con la investigadora de CITRID, la profesora Adriana Espinoza, con quien siempre hemos colaborado mutuamente, la clase estuvo principalmente enfocada a qué hacer con los animales que están en las manifestaciones, respondiendo a las preguntas ¿qué hacer con los perros cuando nos encontramos marchando?, ¿qué hacer con nuestras mascotas si vivimos en una zona donde frecuentemente hay marchas?, cuidados básicos, primeros auxilios, planteamientos éticos, etc.
Hay una relación muy estrecha entre manifestantes y personas simpatizantes de la dimensión animal, entonces es bueno partir por ahí, sensibilizando y educando.
¿Cuáles cree usted que son los desafíos que vienen para el Estado en torno a la dimensión animal?
Bueno, de partida cumpliendo con lo que se está pidiendo en el artículo 38 de la ley 21.020, terminar las recomendaciones que se solicitaron ahí y crear estos protocolos de rescate para los distintos grupos de animales. Y lo más importante después de que eso esté hecho es encontrar al organismo clave, gubernamental, que se encargue de fiscalizar que estos protocolos se ejecuten de una manera correcta y ética.
En torno a lo social, ¿los médicos veterinarios se han reunido a hacer cabildos? ¿han discutido sobre cómo vamos a pensar a los animales en una nueva constitución?
En todo aspecto. Desde los barrios hasta las universidades. En todos los lugares que se ha dado la posibilidad de reunirse nos hemos reunido. Hemos generado propuestas también, dependiendo del tema por el que se nos convoque, pero sí, hay mucho interés por participar.
La Universidad de Chile ha sido pionera en este tema desde el año 2013 con el Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad (GAB) y ahora con CITRID, que ya estamos integrando la dimensión animal en muchas disciplinas, desde la Atención Primaria y Salud Familiar en la Facultad de Medicina, Trauma Psicosocial en la Facultad de Ciencias Sociales, Diplomas del Centro GAB en la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Reducción del Riesgo de Desastre en el Santuario de la Naturaleza Quebrada de La Plata de la Facultad de Ciencias Agronómicas, además de la inclusión en CITRID de la VID, y prontamente también en la Facultad de Ciencias. De esta manera estamos “atacando el problema por distintos flancos”.
¿Cuál cree usted que vendría siendo el rol que tiene la Universidad de Chile respecto a lo que hemos conversado?
De partida, la universidad tiene la responsabilidad que se requiere para abordar estos temas, porque las ganas de salir a rescatar a un animal en situación de desastre van a estar siempre presentes en la comunidad. Desde niños a ancianos van a querer ir a rescatar animales que estén afectados, entonces la universidad tiene que poner a disposición oportunamente los conductos regulares y oficiales para canalizar esta colaboración de la comunidad y no arriesgar la salud de las personas.
El orden de prioridades en un rescate es siempre las personas, luego vienen sus bienes y después viene el medioambiente. Hay muchas tendencias que consideran o no consideran a los animales como bienes de las personas, en este sentido tendrían segunda prioridad. Pero por ejemplo, en el caso de la fauna nativa que está incluida en la tercera prioridad, es necesario que también sea considerada, y para esto la universidad tiene que poner en claro estos términos e informar «bueno, esta es la situación actual, en esto se está trabajando y si usted quiere colaborar tiene que seguir los siguientes canales que son los oficiales», a modo de no arriesgar la salud de los voluntarios espontáneos, y siempre articulado con el Sistema Nacional de Protección Civil.
Yo creo que la Universidad de Chile es clave en este tema porque es una institución confiable para la comunidad. No cualquier institución tiene la confianza de la comunidad para escuchar los pasos a seguir, o asesorar a los tomadores de decisión en caso de desastre, sobre todo cuando ya hay una inestabilidad en las emociones en las personas, inestabilidad económica y una sucesión de otras vulnerabilidades. Yo creo que la Universidad de Chile no ha perdido la confianza de la comunidad y tenemos que valorar y respaldar esa decisón, sobre todo en estos momentos.
(*) Liza Fonseca se encuentra trabajando en un documento base en torno a la Inclusión de la Dimensión Animal en la Gestión del Riesgo de Desastre en Chile, que incluye un diagnóstico concreto y productos que están en tramitación, a modo de constituir un insumo clave para veterinarios y profesionales afines.